Desde su descubrimiento hace más de un siglo, Luis Felipe ha mantenido su magnífica gama de excelencias gracias a la crianza artesanal y a una producción muy limitada.
Luis Felipe envejece por el tradicional sistema de soleras y criaderas en botas de roble americano envinadas con vinos Olorosos y Pedro Ximenez muy viejos.
Universalmente reconocido y apreciado, Luis Felipe se distingue por su sabor suave, abocado sin exceso al paladar, el color oscuro intenso y un aroma inigualable.